Telegrama, no tuit
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En los momentos duros la cuestión no suele ser tanto buscar esperanza –cuando las cosas nos van bien podemos entregarnos a la melancolía, no nos costará superarla- sino suprimir cualquier engaño, cualquier consuelo que no se ajuste a los hechos objetivos y nos mantenga ensimismados, felizmente reconfortados en nuestra autoconmiseración. Necesitamos energía, avanzar, buscar soluciones. Revertir nuestra situación.